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Hábitos de vida en una población escolar de Mataró (Barcelona) asociados al número de veces diarias que ve televisión y al consumo de azúcares (página 2)



Partes: 1, 2

 

MATERIAL Y MÉTODOS

La muestra del
estudio comprende 2.898 escolares de Mataró, ciudad
costera situada 35 km al norte de Barcelona, con una población de unos 100.000 habitantes. Los
escolares cursaban 1º (6-7 años), 4º (9-10
años) y 7º (12-13 años) de Enseñanza Primaria durante el año
1993 (tabla 1). El total de escolares de los tres cursos en
Mataró era de 4.146. Nos hallamos, pues, ante una muestra
ampliamente sobrerrepresentativa (69,9% del total de la
población); ello es así porque se ha preferido, de
acuerdo con los objetivos del
estudio, una participación más intensa, manteniendo
el aula como unidad muestral para facilitar el trabajo de
campo y poder
proporcionar una descripción amplia de cada una de las
escuelas participantes.  

Tabla 1
Características de las encuestas
contestadas

a

1º E.G.B.

4º E.G.B.

7º E.G.B.

Total

N

%

N

%

N

%

N

%

Total encuestas

727

25'1

984

34'0

1.187

40'9

2.898

100’0

Sexo:

Masculino

338

46'5

444

45'1

553

46'6

1.335

46’1

Femenino

348

47'9

510

51'8

592

49'9

1.450

50’0

NS/NC

41

5'6

30

3'0

42

3'5

113

3’9

Desestimadas

11

1'5

18

1'8

19

1'6

48

1’6

Nivel respuesta

76'6

93'6

94'4

90'0

Para la recogida de los datos se ha
utilizado un cuestionario
escrito autoadministrado que fue completado por los alumnos en
las propias escuelas tras haber recibido instrucciones de los
maestros y contando con su ayuda para aclarar las posibles dudas
surgidas en torno a las
preguntas. El cuestionario ha sido contestado por los propios
alumnos de 4º y 7º y por los padres de los alumnos de
1º, de forma anónima e individual. El índice
de respuesta y el porcentaje de cuestionarios desestimados por
defectos de cumplimentación quedan reflejados en la tabla
1.

El cuestionario contenía un total de 95
ítems, desglosados en tres bloques: 71 preguntas sobre
hábitos dietéticos, 14 preguntas sobre
hábitos de salud y 10 preguntas sobre
características socioeconómicas de la
familia.

La información sobre hábitos
dietéticos se recogió mediante un cuestionario de
frecuencia de consumo de 71
alimentos
simples o agrupados, entre los que se encontraban los de mayor
consumo e importancia nutricional.

Las variables que
se han considerado como indicadores
indirectos del nivel socioeconómico son: asistencia a
escuela
pública o concertada, número total de personas
conviviendo en el domicilio del encuestado, origen de los padres
según su lugar de nacimiento y número de
años residiendo en la ciudad.

El tiempo de
televisión
y el consumo de alimentos y productos con
alto contenido en azúcares refinados fueron escogidos como
variables dependientes para ser analizadas separadamente, puesto
que ambas fueron consideradas de especial relevancia por los
propios educadores. Se ha considerado un elevado consumo de
azúcares en aquellos casos en que coincidía la
adición habitual de azúcar
a la leche con la
ingesta diaria (como mínimo una vez al día) de al
menos 3 de los siguientes productos: golosinas (caramelos,
chicles, chocolates), galletas, magdalenas/cocas,
croissants/ensaimadas, "bollería industrial" y similares,
dulces o refrescos (colas, gaseosas, etc). Se han clasificado
como consumidores excesivos de televisión aquellos encuestados que
referían ver la
televisión en 5 o más ocasiones al día
de entre las seis siguientes: antes de ir a la escuela, durante
la comida, durante la merienda, por la tarde, durante la cena y
después de cenar.

Para estudiar los hábitos que pueden influir en
el tiempo excesivo de televisión (5 o más ocasiones
al día vs. 4 o menos ocasiones diarias) y en el consumo
excesivo de azúcares (sí vs. no) se utilizaron las
variables sobre consumo de ciertos alimentos, de hábitos
de vida y socioeconómicas obtenidas a partir del
cuestionario (tabla 2). Todas estas variables se convirtieron en
binarias al agruparse la información en dos
categorías de la manera más homogénea
posible en cuanto a la composición numérica y
cualitativa de las mismas.

Tabla 2
Características de la muestra estudiada en relación
a la variable ocasiones diarias en las que se ve
televisión
cuando es mayor de cinco (SI o NO).

Variables independientes

Consumo elevado
televisión

N *

Chi2

a

SI (N=474) %

NO (N=2.424) %

Curso escolar:

4º y 7º de E.G.B.

19,9

80,1

2.172

80,155**

1º de E.G.B.

5,6

94,4

726

a

Sexo:

Masculino

21,0

79,0

1.335

37,559**

Femenino

2,3

87,7

1.450

a

Tipo de escuela:

Pública

24,1

75,9

1.388

116,748**

Concertada

9,2

90,8

1.510

a

Actividades extraescolares (deporte,
idiomas, música):

Sí (al menos un tipo)

16,3

83,7

2.012

0,107

No

16,9

83,1

793

a

Origen de los padres

Ambos nacidos en Catalunya

9,5

90,5

618

26,735**

Uno o ambos foráneos

18,4

81,6

2.227

a

Número total de
convivientes

4 personas o menos

12,4

87,6

1.748

50,558**

Más de 4 personas

22,6

77,4

1.060

a

Consumo elevado de
azúcares

31,1

68,9

708

146,911**

No

11,6

88,4

2.190

a

Periodicidad en la compra de
chucherías

Cada día

27,0

73,0

796

89,083**

Alguna vez/semana y nunca

12,3

87,7

2.060

a

Consumo de golosinas

menos de 1 vez/semana

8,3

91,7

120

5,287**

1 o más veces/semana

16,7

83,3

2.767

a

Consumo de refrescos

menos de 1 vez/semana

7,3

92,7

1.111

109,517**

1 o más veces/semana

22,3

77,7

1.729

a

Consumo de verdura cruda

menos de 1 vez/día

16,3

83,7

1.443

0,692

1 o más veces/día

16,5

83,5

1.443

a

Consumo de verdura cocida

1 o menos veces/semana

17,5

82,5

2.164

6,549**

2 o más veces/semana

13,1

86,9

648

a

Consumo total de verduras

menos de 1 vez/semana

21,5

78,5

186

3,381

1 o más veces/semana

16,1

83,9

2.703

a

Consumo de pescado

1 o menos veces/semana

18,7

81,3

524

2,297

2 o más veces/semana

15,9

84,1

2.362

a

Consumo de fruta

menos de 1 vez/día

14,3

85,7

714

3,168

1 o más veces/día

17,0

83,0

2.176

a

* Los totales varían debido a los missing
de cada variable.
** Chi cuadrado (con corrección de Yates)
estadísticamente significativo para 1 grado de
libertad.

El primer paso del análisis estadístico
consistió en la realización de test de chi
cuadrado (tablas 2×2) para estudiar la relación de las
variables independientes con el consumo elevado de
azúcares y televisión (tabla 2). Aquellas variables
que no presentaron una asociación estadísticamente
significativa fueron excluidas de los análisis
posteriores. Las diez variables restantes se utilizaron para
investigar las características del grupo de
escolares que dedicaban mucho tiempo a ver televisión
(tablas 3 a 6) y de consumo de azúcares mediante
análisis de cluster.

 

El análisis de cluster nos permite obtener el
perfil de los escolares con riesgo de
desarrollar el hábito nocivo estudiado15. Dado
que la mayoría de las variables de interés
eran categóricas, se adoptó el método de
análisis de asociación16,17. Se cruzaron
todas las variables dos a dos y, de esta manera, se obtuvo la
variable que se encontraba relacionada de forma más
importante con todas las demás, es decir, aquella variable
cuya suma de chi cuadrados era más elevada, siempre que
ésta fuera estadísticamente significativa. A
continuación, se subdividieron los casos en dos grupos de acuerdo
con las categorías de dicha variable. Este proceso se
repitió sucesivamente hasta que la suma mayor de chi
cuadrados no alcanzó significación estadística con el nivel estándar
del 95%18. Mediante este proceso, conseguimos agrupar
a los individuos que presentaban unas características
similares en relación a las variables
utilizadas.

RESULTADOS

Los resultados del análisis ponen de manifiesto
la existencia de dos clusters entre
los escolares que ven mucha televisión:

Cluster A1. Escolares que dedican mucho tiempo a
ver televisión, que son consumidores no regulares de
refrescos (menos de 1 vez/semana), que son consumidores moderados
de azúcares y que pertenecen a los cursos 4º (9-10
años de edad) o 7º (12-13 años de edad) de
E.G.B.

Cluster A2. Escolares que dedican mucho tiempo a
la televisión, que son consumidores habituales de
refrescos (más de 1 vez por semana), lo cual incluye a los
grandes consumidores (1 o más veces al día),
pertenecen a los cursos 4º (9-10 años de edad) o
7º (12-13 años de edad) de E.G.B., son grandes
consumidores de azúcares, grandes consumidores de
golosinas y uno o ambos de sus padres son nacidos fuera de
Cataluña (ver tablas 3, 4, 5 y 6; las tablas de los
demás clusters no se muestran para evitar
repeticiones).

Entre el grupo de escolares que presentan un tiempo
inferior dedicado a la televisión (4 o menos ocasiones al
día) también quedan dibujados dos perfiles
diferentes:

Cluster B1. Ven televisión en un grado
inferior, pertenecen a los cursos 4º (9-10 años de
edad) o 7º (12-13 años de edad) de EGB, son grandes
consumidores de refrescos, se compran chucherías al menos
1 vez al día, son grandes consumidores de golosinas y
asisten a escuelas públicas.

Cluster B2. Ven televisión en un grado
inferior, pertenecen al curso 1º de EGB (6-7 años de
edad), son bajos consumidores de refrescos, son bajos
consumidores de azúcares, se compran chucherías al
menos 1 vez al día y son grandes consumidores de
golosinas.

Por otra parte, el resultado del análisis de los
consumidores excesivos de azúcares, tras seguir
exactamente la misma metodología, pone de manifiesto los
siguientes clusters:

Cluster C1. Consumidores importantes de
azúcares, pertenecientes a los cursos 4º o 7º de
E.G.B., que consumen golosinas 1 o más veces a la semana,
que asisten a la escuela pública y que consumen verdura
cruda menos de una vez al día.

Cluster C2. Consumidores importantes de
azúcares, pertenecientes a los cursos 4º o 7º de
EGB, que consumen golosinas 1 o más veces a la semana, que
asisten a la escuela concertada y que consumen fruta menos de una
vez al día.

Igualmente, entre los considerados consumidores bajos o
moderados de azúcares también se han puesto de
manifiesto 2 diferentes grupos homogéneos:

Cluster D1. Consumidores bajos o moderados de
azúcares, pertenecientes a 1º de E.G.B., que consumen
refrescos menos de 1 vez a la semana, que consumen fruta menos de
1 vez al día y cuyos padres (ambos) son nacidos en
Cataluña.

Cluster D2. Consumidores bajos o moderados de
azúcares, pertenecientes a 1º de EGB, que consumen
refrescos menos de 1 vez a la semana, que consumen fruta 1 o
más veces al día y que asisten a la escuela
pública.

DISCUSION

El análisis de cluster es una técnica
estadística que permite construir una clasificación
sensible e informativa a partir de un grupo inicial de datos sin
clasificar, de manera que los individuos que conforman un cluster
son similares con respecto a las variables empleadas y diferentes
de los individuos incluidos en otro cluster. En cada paso del
proceso de cluster, los individuos o grupos de individuos que son
más similares, es decir, que tienen más variables
independientes en común, se fusionan en un sólo
cluster, siendo la principal dificultad escoger el número
adecuado de clusters para interpretar los resultados con
coherencia. Se podrían utilizar otros tipos de
análisis multifactoriales para aislar factores
particulares que contribuyesen a explicar el resultado que se
está estudiando. Sin embargo, el hecho de que algunos de
los principales factores predictivos (variables independientes)
implicados en este estudio estén altamente
intercorrelacionados, hace difícil conseguir un modelo
predictivo óptimo único o con la suficiente
sensibilidad, como requieren algunos métodos
(por ejemplo el análisis de clases latentes) especialmente
diseñados para variables binarias19. Por ello,
se decidió emplear el análisis de cluster
aún teniendo en cuenta que los numerosos análisis
de significación que requiere este método pueden
conducir a un error de tipo I20.

Ver la televisión es la actividad a la que
dedican más tiempo libre los escolares 21, en
detrimento de las actividades deportivas, la lectura y
el estudio. Los dos perfiles que se dibujan para los que ven
mucha televisión están centrados, como
parecería lógico esperar, en los escolares de
más edad (9-10 y 12-13 años, lo cual está en
desacuerdo con los datos que señalan que el nivel de
audiencia televisiva va aumentando paulatinamente hasta los 10
años y, a partir de esta edad, declina progresivamente
durante toda la adolescencia22. Sin embargo, los
niños
se aficionan a ver la televisión regularmente durante los
años preescolares23. En el segundo de estos
clusters parece apreciarse una clara asociación con el
origen inmigrante de los padres, lo cual podría
considerarse coincidente con los resultados de un estudio
realizado en nuestro país24, que concluye que
un mayor número de horas de ver la televisión por
parte de los escolares se asocia con una menor
cualificación profesional del padre. Otro estudio
realizado en Aragón25 concluye que cuanto
más bajo es el nivel socioeconómico de la unidad
familiar mayor es el número de horas en que los
niños ven la televisión, aunque esta
relación sólo adquiere significación
estadística para el sexo femenino.
También abundan en este sentido los datos disponibles de
España
(año 1993), que indican que la clase social
baja presenta un consumo medio diario superior en 18 minutos a la
clase media y en 52 minutos a la clase alta8. De igual
manera, una revisión de la literatura sobre el
tema26 señala que uno de los hallazgos
más consistentes en las encuestas infantiles sobre consumo
de televisión es la relación entre un mayor
número de horas de visión y un nivel
socioeconómico más bajo, y que la falta de
actividades extraescolares realizadas fuera del hogar por los
niños es un factor significativo en la cantidad de horas
de televisión que consumen. Por ello, las familias que
disponen de más dinero para
gastarlo en ocio y las que residen en zonas con una amplia
variedad de posibilidades se encuentran en una situación
ventajosa para poder proporcionar a sus hijos alternativas
diferentes a la televisión. Aunque no podemos olvidar las
limitaciones en la comparabilidad entre estos estudios, puesto
que la variable que hemos utilizado para recoger el consumo de
televisión no se ha cuantificado en horas, sino en
número de ocasiones en que se ve la televisión al
cabo del día, independientemente del tiempo que se
permanezca ante ella. Los datos se han recogido de esta manera
porque hemos creído que reflejan mejor el hábito de
ver televisión, la costumbre de ponerse delante del
aparato en diversas ocasiones del día, ya que el
número de horas de visión como dato aislado,
excepto cuando alcanza un nivel muy alto, es difícil de
relacionar con el hábito. Desde este punto de vista no
parece tener la misma relevancia el hecho de ver la
televisión una vez al día durante 2 horas que verla
en cuatro ocasiones a lo largo del día, aunque el tiempo
total sume también 2 horas.

Según los resultados de nuestro estudio, un
6’1% de los encuestados han sido considerados grandes
consumidores de televisión (en 5 o más ocasiones al
día). Este dato se asemeja más al proporcionado por
un estudio italiano27, que muestra el resultado de un
9% de niños que ven la televisión más de 3
horas al día, que al del estudio realizado en
Aragón25, un 44% de los niños y un 38%
de las niñas permanecen más de 3 horas diarias
frente al televisor. Aunque estos datos no sean estrictamente
comparables con los de nuestro estudio, parece probable que el
consumo de televisión en 5 o más ocasiones diarias
represente un tiempo total superior a las 3 horas.

Nuestros resultados ponen de manifiesto que la variable
sexo no tiene relevancia en la formación de los clusters
descritos, aunque el consumo de televisión es más
elevado para el sexo masculino. Se ha descrito28 que a
partir de los 4 o 5 años de edad se empiezan a evidenciar
diferencias entre ambos sexos, siendo superior el consumo
promedio en los varones, debido principalmente a los programas con
contenido más dirigido al sexo masculino (acción,
aventura, deportes).

En uno de los perfiles descritos (cluster A2) se asocia
el consumo elevado de televisión con los grandes
consumidores de azúcares, de golosinas y de refrescos.
Otros autores han descrito29 que a mayor consumo de
televisión mayor consumo de cereales, de verduras y
frutas, de carnes y pescados y de galletas y chucherías;
siendo esta relación estadísticamente significativa
para el sexo masculino.

Los dos clusters obtenidos para los consumidores de
televisión en un grado inferior se diferencian
básicamente en el curso escolar y en el consumo de
refrescos que, como cabría esperar, es más bajo en
los escolares del grupo de menor edad (6-7
años).

El segundo análisis realizado pone de manifiesto
que los grandes consumidores de azúcares, concentrados en
los cursos 4º y 7º, presentan otros hábitos
dietéticos poco recomendables, entre los que destacan el
bajo consumo de verdura cruda, para el primer cluster, y el bajo
consumo de fruta, para el segundo. Ambos grupos parecen incluir
todo el espectro social si nos atenemos a las variables
indicadoras de nivel socioeconómico que hemos utilizado;
aunque otro estudio30 ha sugerido que el mayor consumo
de verduras se relaciona con un nivel socioeconómico alto
mientras que el consumo elevado de fruta se relaciona con un
nivel socioeconómico más bajo. Ya se ha descrito
que la relación entre la ingesta de azúcares y de
micronutrientes es edad-sexo dependiente y que los consumidores
de grandes cantidades de azúcares no siguen necesariamente
dietas de mala calidad31. Asimismo, otro estudio
realizado en nuestro país ha puesto de manifiesto que los
escolares entre 6 y 14 años presentan un consumo elevado y
creciente de carne, derivados cárnicos, dulces y platos
precocinados, mientras que su dieta es notablemente deficitaria
en patatas y verduras32. También ha concluido
un estudio realizado en 303 escuelas de Barcelona que el
77’7% de los menús tenían postres azucarados
(frutas en almíbar, helados, repostería
industrial,…) en más de una ocasión por
semana33.

Entre los consumidores moderados de azúcares,
pertenecientes al 1er curso, observamos un primer
grupo con características dietéticas y
socioeconómicas aparentemente contradictorias y de
difícil interpretación, mientras que en el segundo
cluster parecen concentrarse hábitos alimentarios
más saludables y un nivel socioeconómico más
modesto.

La influencia del nivel socioeconómico es
indiscutible en las desigualdades de salud y en la presencia de
hábitos de riesgo34. Su papel en los resultados
de este estudio parece difícil de valorar, posiblemente
por el hecho de que se hayan utilizado indicadores indirectos de
compleja interpretación en vez de variables más
clásicas y contrastadas como la renta familiar, el nivel
de instrucción o la cualificación profesional.
Además, los datos disponibles señalan que la mitad
(49,8%) de la población de Mataró pertenece a la
clase social IVa35 (trabajadores manuales
cualificados), según la clasificación propuesta por
Domingo y Marcos36, y esta elevada homogeneidad
podría dificultar la observación de diferencias
significativas.

La mayor parte de los anuncios comerciales que ve el
niño en la televisión versan sobre productos
alimentarios, especialmente refrescos, cereales azucarados,
dulces, helados o comidas rápidas; esta presión
publicitaria influye más en los hábitos de consumo
cuanto más bajo es el nivel socioeconómico y
educacional de la familia37.

A tenor de las distintas ocasiones de visión de
televisión que se dan en el grupo de grandes consumidores,
se puede deducir que los niños incluidos en este grupo no
sólo ven programas infantiles sino que ven todo tipo de
programación38. Lo cual, debería
concienciar a los padres sobre la importancia de la selección
de programas de televisión en la educación de sus
hijos, fomentando el estímulo de una postura crítica
y selectiva en los propios niños.

Los perfiles de los grandes consumidores, tanto de
televisión como de azúcares (clusters A1, A2, C1 y
C2), aparecen relacionados con los cursos de 4º y 7º de
educación
primaria, pero no con los de 1er curso. Por ello, las
intervenciones que se puedan realizar respecto a estos temas
deberían realizarse antes de los 9 años de
edad.

Los escolares saben cuales son los hábitos
más saludables, pero en la práctica hay
incoherencias entre sus conocimientos y lo que
practican39. Por ello, proporcionar información
no es suficiente. Para ayudar a los niños y adolescentes a
"transferir" esta información a su actitud real
es necesario que los padres y maestros les enseñen como
aplicar las recomendaciones en su propio ambiente,
intentando compaginarlas con sus preferencias.

Esperamos que este estudio pueda proporcionar una
herramienta motivadora y una información descriptiva de la
situación real que puedan ser utilizadas por los
educadores escolares, copartícipes en el proyecto, para el
desarrollo y
la priorización de sus actividades educativas.

AGRADECIMIENTOS

A los maestros, padres y alumnos de las escuelas
participantes en el estudio por su colaboración. A Gloria
Bosch y Teresa Torres, por su inestimable ayuda en la
ordenación de los datos y preparación del
documento.

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Ignacio Ruano Ruano (1) y Mª Eugenia Serra Pujol
(2)
(1) Instituto de investigación Epidemiològica y
Clínica (IREC). PASS
(2) Servicio de
salud comunitària. PASS.
Correspondencia: Mª Eugenia Serra Pujol. Servei Salut
Comunitària. PASS
Jordi Joan, 5. 08301 Mataró. Fax:
7582958.

Partes: 1, 2
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